En 2025, decidí venir a Chile y comenzar de nuevo. Este reinicio me llevó a observar con atención el entorno natural que me rodea, en particular la flora y fauna chilena.
Me interesa especialmente la liebre europea, una especie introducida en Chile entre fines del siglo XIX y comienzos del XX para la caza deportiva. A lo largo del tiempo, este animal ha generado un impacto profundo en los ecosistemas y el paisaje, transformando tanto el territorio como las relaciones entre especies.
Veo en esta tensión, la presencia de un cuerpo ajeno en un ecosistema ajeno, una metáfora del "tercer espacio", entendido como ese territorio híbrido, incómodo pero fértil, que surge cuando dos mundos se superponen. En mi trabajo artístico, exploro precisamente ese terreno intermedio: ni completamente natural ni completamente humano, sino un espacio compartido, en transformación constante, donde la adaptación, el conflicto y la posibilidad coexisten.
Mi proceso creativo busca habitar ese espacio incierto, observando cómo lo foráneo se vuelve parte, cómo el gesto artístico puede también convertirse en una forma de arraigo.